¿Emprendiendo y no sabes cómo poner precios? Descubre técnicas prácticas para fijar precios que cubran tus costos y te den ganancias. ¡Empieza a ganar dinero con tu negocio!
Cómo fijar precios para tus productos o servicios
¿Por qué es importante saber fijar precios?
Imagina que has creado un producto brutal o ofreces un servicio que la rompe. Le has metido tu tiempo, tu talento, tu ilusión. Sabes que aporta valor. Pero a la hora de ponerle precio... ¿cuánto cobrar? Si te pasas de optimista puedes espantar a tus clientes. Si te tiras por lo bajo, quizás no cubras costos. Poner el precio correcto es clave para que tu negocio sobreviva y prospere. Muchos emprendedores jóvenes fallan en esto. Pero tranqui, que aquí te vamos a dar las claves para que le des en el clavo.
Costos y margen de ganancia
Antes de lanzarte a poner precios a lo loco, tienes que entender la base de cualquier precio: tus costos y el margen de ganancia.
Tus costos son de dos tipos: fijos y variables. Los fijos son los que tienes sí o sí, aunque no vendas nada (alquiler, hosting web, suscripciones...). Los variables son los que aumentan con cada unidad que produces o vendes (materiales, envíos, comisiones...).
Súmalos todos y tendrás el costo total de tu producto o servicio. A eso añádele el margen de ganancia que quieres obtener. ¿Un 15%? ¿Un 30%? Depende de tu sector y estrategia. Esa suma final es la base mínima que debes cobrar para no perder dinero.
Por ejemplo, imagina que vendes camisetas con diseños molones. Cada camiseta te cuesta 10€ producirla (costo variable). Además, pagas 100€ al mes por usar tu plataforma web (costo fijo). Si vendes 50 camisetas al mes, tu costo total es: 10€ x 50 + 100€ = 600€.
Si quisieras ganar un 20% de margen, deberías sumar ese 20% al costo de cada camiseta:
10€ + 20% = 12€. Eso significa que deberías vender cada camiseta a mínimo 12€ para cubrir costos y tener ganancias.
Hay herramientas de flujo de caja que te pueden ayudar a calcular esto fácilmente. Úsalas y tendrás una base sólida.
Analiza a tu competencia
Vale, ya sabes cuál es tu precio mínimo. Pero antes de decidir tu precio final, echa un vistazo a tu alrededor. Investiga cuánto cobran tus competidores por productos o servicios similares.
Esto te dará una idea del rango de precios que el mercado acepta para lo que ofreces. ¿Todos cobran entre 15€ y 20€? Entonces hay una zona de confort ahí.
Piensa también en cómo quieres posicionarte. ¿Quieres ser la opción barata para vender mucho? ¿O prefieres cobrar más y dar una imagen premium? Tu precio enviará un mensaje a tus clientes potenciales.
Considera el valor percibido
Más allá de tus costos, hay un factor crucial para poner precios: ¿cuánto valoran tus clientes lo que les ofreces? Esto se llama valor percibido.
Piensa en los problemas que resuelve tu producto o servicio. ¿A quién ayuda? ¿Cuánto les ahorra o les hace ganar? Cuanto más valor aportes, más dispuestos estarán a pagar un precio mayor.
Por ejemplo, imagina que ofreces un servicio de diseño gráfico para negocios. Un buen logo o una web atractiva puede suponer miles de euros en ventas para tu cliente. Quizás puedan pagar 500€ o más por tu trabajo, aunque a ti sólo te cueste 200€ producirlo.
Algunas técnicas para aumentar el valor percibido son: resaltar los beneficios únicos, usar ingredientes o materiales de calidad, dar un servicio personalizado, ofrecer garantías o tener una marca potente. Haz que tu cliente sienta que contratarte es una inversión que le dará retornos.
Experimenta y ajusta
Por último, ten claro que los precios no son algo fijo para siempre. Es posible que tu primer precio no sea el ideal. Por eso, la clave es experimentar y medir resultados.
Prueba durante un tiempo con un precio y analiza cómo responde el mercado. ¿Tienes una avalancha de ventas? Quizás has puesto un precio demasiado bajo. ¿No vendes nada? Igual te has pasado de optimista.
Busca el punto de equilibrio donde maximices tus ganancias sin sacrificar volumen de ventas. Puedes usar una calculadora de punto de equilibrio para esto.
Y si consigues esas primeras ventas, reinvierte sabiamente esos primeros beneficios para seguir creciendo.
Recuerda, el precio óptimo rara vez se acierta a la primera. Se encuentraa base de probar, medir y ajustar. No tengas miedo a iterar hasta dar con la fórmula ganadora.